Cada 9 de agosto, el recuerdo de Jorge Recalde vuelve a nuestra memoria colectiva, ya que se trata de la fecha de su natalicio. Como una forma de homenajear al “Cóndor de Traslasierra”, los recientes ganadores de la 51° Vuelta de la Manzana, Marcos Ligato y Rubén García, se abrieron a recordar vivencias de la temporada 2000 del Rally Argentino, cuando compartieron el mismo equipo junto al piloto de Mina Clavero.

Por obra del destino, el penúltimo año de Recalde en actividad vio al recordado piloto cordobés competir en Rally Argentino, por primera vez a bordo de un Ford Escort RS Cosworth A8, derivado del Campeonato Mundial, mientras que Ligato lo hacía con un Mitsubishi Lancer Evo IV N4. Pero, al margen de la diferencia de maquinaria, ambos compartían algo en común: el equipo Pro Rally, de Gerardo Klus.

Durante ese período de historia, Jorge tenía 48 años, era navegado por Diego Curletto y atravesaba los últimos años de su carrera, tras haber reunido una enorme cantidad de experiencia en Argentina y el Campeonato Mundial, donde fue el único piloto americano que ganó una clasificación general absoluta del WRC, en Argentina 1988.

Por el contrario, Marcos Ligato aún tenía 23 años y junto a Rubén García transitaban sus primeras temporadas en Rally Argentino. Aún así, la diferencia de edad y experiencia no influyó para que los cordobeses vivieran, compartieran y experimentaran desde sanas rivalidades, hasta consejos e historias hilarantes.

“Pude correr contra Jorge a partir de 1999 en el Rally Argentino. El deseo que tenía y lo que representaba tratar de ganarle a Recalde era algo tremendo. De hecho, todavía me acuerdo que yo corría todos los rallyes tratando de ganarle en la clasificación general”, recordó Marcos Ligato.

“A pesar de eso, todo el tiempo disfrutaba de correr contra él y de recibir sus consejos, sobre todo cuando compartimos el equipo de Gerardo Klus. En la temporada 2000, que fue la última que atravesamos juntos, compartí mucho tiempo y viajes a todas las carreras con él”.

“Para mí, Jorge fue un referente, un grande y después de haber competido sanamente entre nosotros, me dejó muchas enseñanzas en lo personal. Además, tuve la suerte de conocer a Jorge de una manera que fue realmente muy agradable, porque cuando compartimos el mismo equipo, él ya no tenía nada que demostrar y estaba disfrutando del automovilismo”.

Dicho esto, el ganador de la 51° Vuelta de la Manzana buscó graficar esa cualidad de Jorge a través de una anécdota que tuvo lugar en el Rally de San Martin de Los Andes del 2000, cuando Ligato y Recalde pelearon por la general hasta el final de la carrera.

“Antes de correr el último tramo, estábamos separados por un segundo o por unas pocas décimas. Cuando terminamos, recuerdo que Jorge estaba con su auto detenido en el control final, junto a su navegante Diego Curletto, esperando para ver qué tiempo había marcado yo, pero al final Jorge me ganó la carrera por más de un segundo”.

“En ese momento, me acuerdo que le dije a Rubén: ‘No puedo creer que este tipo esté esperando para ver si pudo ganarnos, o no’. Competir contra Jorge Recalde y que él nos tuviera en cuenta como un rival importante era algo impresionante para mí. En ese momento, me ganó la carrera, pero, haber visto que Jorge estaba esperando para ver cuál era mí tiempo fue mucho mejor que haberme quedado con la victoria”.

Rubén García, quien celebró su quinta Manzana junto a Ligato el pasado domingo, también abrió sus recuerdos, con historias de aquella temporada 2000 en la que compartieron el equipo Pro Rally y que describen parte de la personalidad de Jorge.

“Lo que siempre destaco de él es el respeto que tenía por todos los reglamentos, que era algo que sin dudas lo incorporó después de tantos años en los que corrió en el Campeonato Mundial. Era un piloto con una altísima honestidad y siempre fue muy justo a la hora de correr: si ganaba, lo hacía con lo que tenía ¡y esa es la manera!”.

Pero, al margen de esta reflexión, el navegante de Villa Carlos Paz también es dueño de una jocosa anécdota, dentro del equipo Pro Rally, que no solo describe la rigurosidad de Recalde para con el detalle a cada elemento reglamentario del rally, sino que también se trata de una historia que arranca sonrisas cada vez que es contada.

“En el 2000, cuando compartíamos el equipo de Gerardo Klus con Jorge y Marcos, nosotros estábamos peleando por la victoria en la general, pero hubo un rally en el que Jorge nos iba ganando por tres décimas”.

“Cuando faltaban dos tramos para terminar la carrera, aproveché una pausa en la asistencia y entré al camión del equipo para ir al baño. En ese momento, Jorge estaba afuera tomando un café y vio que yo había dejado mi tarjeta con los tiempos sobre una mesa”.

“Cuando salí del baño, la tarjeta ya no estaba, pero yo lo miraba a Jorge y sentía que era alguien tan grande que no podía decirle nada. En ese momento, Marcos me pregunta: ‘¿Qué te pasa petiso?’ y yo le dije que no me pasaba nada”.

“Me acuerdo que buscaba por todos lados y no podía encontrar mi tarjeta. Entonces, empecé a ponerme nervioso, porque si perdia la tarjeta, nos iban a excluir del rally”.

“Después de unos diez minutos, Jorge se acercó a mí, sacó la tarjeta del bolsillo, me miró y me dijo: ‘Nene, no dejés la tarjeta sola nunca más’, jaja’ ¡Me había escondido la tarjeta a propósito! Ese día, casi me muero del susto. Después de que pasó eso, le conté la historia a Gerardo Klus y siempre que la recuerda, se muere de risa”.

Serio. Determinado. Profesional. Especialista en poner a punto diversos vehículos. Versátil y capaz de adaptarse a diferentes coches de rally o circuito, sin importar su potencia y tracción. Hoy, recordamos a Jorge Recalde en el día de su natalicio, con la sonrisa que pocas veces aparecía bajo su bigote, pero que siempre estaba presente en su corazón, como muestra de amor por el rally, su familia y sus seres queridos.

Archivo de foto: Javier Antun Urbano